Esa noche no había estrellas. La noche y las nubes se entremezclaban creando un gris espeso, penetrante. Esa noche, en el cenicero del bar, su cigarrillo quedó a medio terminar cuando levantó su piloto y se dispuso a irse. No se sentía en libertad desde el momento que ella se fue de su vida. Estaba preso de su recuerdo, no podía respirar sin recordarla...
Y esa noche estaba dispuesto a todo, pensaba llevar a cabo su plan. Un plan certero, que resultara, un plan que diera en el blanco. Caminó lentamente por el empedrado hasta la plaza, recordó las veces que compró flores en el puestito de la esquina, las veces que ella venía corriendo a su encuentro con la sonrisa en los labios y el cabello largo y oscuro al viento. Pero esa noche el viento no le trajo el encuentro de su amada, sólo lo traspasó, le dejó los huesos tiritando y ella no acudió a la cita. Siguió caminando, su mirada buscaba un punto de atención, quizá algo que distrajera su curso, algo que no le dejara concretar su plan. Pero no fue así. Un par de hombres pasaron a su lado, rozando el sobretodo y empujándolo, giró , les gritó, no podía estar en paz...
Lentamente una pálida luna subió a lo alto...nubes y grises por doquier....oscuridad mortal...
Llegó al auto, hizo sonar la alarma, subió y encendió la radio , mas otro cigarrillo , evidentemente no quería iniciar ese viaje...
Pero ella no volvía y él estaba acorralado...tomó coraje, sacó el arma de la guantera, y en el momento que se disponía a disparar la vió llegar, con el pelo agitándose al viento, la sonrisa en los labios y una frase maravillosa que no podía olvidar.
Crece en el Amor
Hace 11 años